Mil veces te he
espantado de mi mano,
mas me resulta
en vano.
Pesada hasta el
agobio vuelves siempre,
eres
impertinente.
Frotándote las
alas repugnantes
vuelves a cada
instante.
Más cochina,
más sucia y más pringosa,
insistes
asquerosa.
¿Qué podré
hacer , mosca de mi tormento,
si vuelves al
momento?
No respetas,
pesado y rancio amor,
la paz de mi
interior.
Como una oscura
mosca maloliente
vuelves
constantemente.
No escarbes mi
memoria con tus patas
como las
garrapatas.
¿Qué podré
hacer de aquel amor ingrato
que me hizo
tanto daño?
Olvida ya mi
ser y mis contornos,
mosca de los
demonios.
Si te da igual
la miel que el excremento,
entiérrate en
tu estiércol.
Félix