domingo, 15 de junio de 2014

Regresión

En mi jubilación, una cena y dolor de cabeza. Al acostarme, un olor agradable y antañón parecía salir del armario.
Abrí la puerta: un sol me atropelló, un sombrero de niño y un río con su puente, una espiga, un lagarto, una amapola y aquel espantapájaros que pergeñó mi abuelo.


Félix

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sábado, 7 de junio de 2014

Los juegos del tiempo



Dicen que dicen que había una vez dos amigos que estaban contemplando un cuadro. La pintura, obra de quién sabe quién, venía de China. Era un campo de flores en tiempo de cosecha. Uno de los dos amigos, quién sabe por qué, tenía la vista clavad en una mujer, una de las muchas mujeres que en el cuadro recogían amapolas en sus canastas. Ella llevaba el pelo suelto, llovido sobre los hombros. Por fin ella le devolvió la mirada, dejó caer su canasta, extendió los brazos y, quién sabe cómo, se lo llevó. Él se dejó ir hacia quién sabe dónde, y con esa mujer pasó las noches y los días, quién sabe cuántos, hasta que un ventarrón lo arrancó de allí y lo devolvió a la sala donde su amigo seguía plantado ante el cuadro. Tan brevísima había sido aquella eternidad que el amigo ni se había dado cuenta de su ausencia. Y tampoco se había dado cuenta de que esa mujer, una de las muchas mujeres que e el cuadro recogían amapolas en sus canastas, llevaba, ahora. El pelo atado a la nuca.

 
Eduardo Galeano