No desea cometer ese crimen
Ana María Shua
No desea cometer ese crimen. Porque es
repugnante y porque sabe con todo detalle cómo será castigado. Y mientras
levanta el arma con la que debe hundir el cráneo de la víctima, siente que sus
músculos se rebelan, que todo su cuerpo vibra a causa de la lucha de dos
fuerzas encontradas: la de su propia voluntad, y la fuerza loca de la fatalidad
que lo obliga a realizar un destino escrito, a matar una y otra vez a esa
mísera vieja. Con un supremo esfuerzo Rascolnicof se da vuelta y descarga su
hacha contra el lector.