Cunita de tierra
Un día, el niño triste dijo que
tenía semillas en los dedos de sus manos, pero nadie las regó. Se escondió para
llorar su desdicha a la luz que entraba por los postigos de su incipiente
primavera.
Con el tiempo dejó de estar mustio.
Acurrucado, sobre sus rodillas, no le importó quedarse solo, con sus lágrimas.
Nadie supo cómo, pero cinco pétalos blancos afloraron en cada una de sus manos.
Entonces ya no se ocultó más. Clamó sus colores, porque ahora dormiría en su
cunita de tierra.
Francisco Montero Montero
Imagen:https://www.blogger.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario