Amor
Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se peinan, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.
Julio Cortázar
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Las reliquias
Cuando la madre Angelines
murió, las campanas del convento doblaron mientras un delicado perfume se
esparcía por todo el claustro desde su celda. “Son las señales de su santidad”,
proclamó sobrecogida la madre superiora. “Nuestro tesoro será descubierto y ahora
el populacho vendrá en busca de reliquias y el arzobispo nos quitará su divino
cuerpo”. Después del santo rosario nos arrodillamos junto a ella. Hasta sus
huesos eran dulces.
Fernando Iwasaki
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Mago con serrucho
Con el serrucho, el mago corta en dos la caja de donde asoman las piernas, los brazos y la cabeza de su partenaire. La cara de la mujer, sonriente al principio, se deforma en una mueca de miedo. En seguida empieza a gritar. Brota la sangre, la mujer aúlla pidiendo socorro y mueve los brazos y las piernas con aparente desesperación mientras la gente aplaude y de se ríe. Después sólo se queja débilmente y al fin se calla. En otras épocas el público era más exigente, recuerda el mago: pretendía que la mujer volviera a aparecer intacta. Ahora, en cierto modo, todo es más fácil. Excepto conseguir ayudante, claro.
Ana María Shua
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Equivocación
Nos embarcamos en el
Mediterráneo. Es tan bellamente azul que uno no sabe cuál es el cielo y cuál el
mar, por lo que en todas partes de la costa y de los barcos hay letreros que
indican en dónde es arriba y en dónde
abajo; de otro modo uno puede confundirse. Para no ir más lejos, el otro día,
nos contó el capitán que un barco se equivocó, y en lugar de seguir por el mar
puso rumbo al cielo; y como el cielo es infinito no ha regresado aún, y nadie
sabe en dónde está.
Katrel Capek
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