jueves, 26 de enero de 2023

Inventario

Mi vecino tenía un gato imaginario. Todas las mañanas lo sacaba a la calle, abría la pueta y le gritaba: ‘Anda, ve a hacer tus necesidades’. El gato se paseaba imaginativamente por el jardín y al cabo de un rato regresaba a casa, donde le esperaba un tazón de leche. Bebía imaginariamente el líquido, se lamía los bigotes, se relamía una mano y luego otra y se echaba a dormir en el tapete de la entrada. De vez en cuando perseguía a un ratón o se subía a lo alto de un árbol. Mi vecino se iba todo el día, pero cuando volvía a casa el gato ronroneaba y se le pegaba a las piernas imaginariamente.  Mi vecino le acariciaba la cabeza y sonreía. El gato lo miraba con cierta ternura imaginaria y mi vecino se sentía acompañado. Me imagino que es negro (el gato), porque algunas personas se asustan cuando imaginan que lo ven pasar.

Una vez se perdió y mi vecino estuvo una semana buscándolo; cuanto gato atropellado veía se imaginaba que era el suyo, hasta que imaginó que lo encontraba y todo volvió a ser como antes, por un tiempo, el suficiente para que mi vecino se imaginara que el gato lo había arañado. Lo castigó, dejándolo sin leche. Yo me imaginaba al gato maullando de hambre. Entonces lo llamé: ‘minino, minino’, y me imaginé que vino corriendo a mi casa. Desde ese día mi vecino no me habla, porque se imagina que yo me robé a su gato.

Martha Cerda

Imagen:https://www.blogger.com/

jueves, 19 de enero de 2023

Post-operatorio

-Fueran cuales fueran los resultados -declaró el enfermo, tres días después de la operación- la actual terapéutica me parece inferior a la de los brujos, que sanaban con encantamientos y con bailes.

Adolfo Bioy Casares

Imagen:https://www.blogger.com/

viernes, 13 de enero de 2023

 

Opus 1

Alicia despertó de su maravillosa travesía porque unos labios, cubiertos por un fino bigote, rozaron tenuemente los suyos:

-¡El conejo! -gritó alarmada.

El aludido miró a uno y otro lado del prado y como no vio a nadie en las imediaciones, susurró con picardía:

-Si quieres conocer el verdadero país de las maravillas, te invito a mi apartamento, preciosa... ¿Vienes?

Armando José Sequera

Imagen:https://www.blogger.com/

lunes, 9 de enero de 2023

Borges, el palabrista: 16

(Recogido por Esteban Peicovich)

Creo que el ejercicio de las armas es verdaderamente honroso, más allá del hecho de ejercerlo por unas u otras causas. La misión del soldado es algo noble, y sé que al decir esto me enemisto con mucha gente. No tengo interés en enemistarme ni en congraciarme con nadie, pero hay que pensar que la poesía empieza con la épica. En todas las culturas del mundo se empieza siempre con las armas.

Jorge Luis Borges

Imagen:https://www.blogger.com/

martes, 3 de enero de 2023

El Faro

Lo que hace Genaro es horrible. Se sirve de armas imprevistas. Nuestra situación se vuelve asquerosa.

Ayer, en la mesa, nos contó una historia de cornudo. Era en realidad graciosa, pero como si Amelia y yo pudiéramos reírnos, Genaro la estropeó con sus grandes carcajadas falsas. Decía: “¿Es que hay algo Más chistoso?” Y se pasaba la mano por la frente, encogiendo los dedos, como buscándose algo. Volvía a reír: “¿cómo se sentirá llevar cuernos?! No tomaba en cuenta para nada nuestra confusión.

Amelia estaba desesperada. Yo tenía ganas de insultar a Genaro, de decirle la verdad a gritos, de salirme corriendo y no volver nunca. Pero como siempre, algo me detenía. Amelia, tal vez, aniquilada en la situación intolerable.

Hace ya algún tiempo que la actitud de Genaro nos sorprendía. Se iba volviendo cada vez más tonto. Aceptaba explicaciones increíbles. Daba lugar y tiempo para nuestras más descabelladas entrevistas. Hizo diez veces la comedia del viaje, pero siempre volvía el día previsto. Nos absteníamos inútilmente en su ausencia. De regreso, traía pequeños regalos y nos estrechaba de modo in moral, besándonos casi el cuello, teniéndonos excesivamente contra su pecho. Amelia llegó a desfallecer de repugnancia entre semejantes brazos.

Al principio hacíamos las cosas con temor, creyendo correr un gran riesgo. La impresión de que Genaro iba a descubrirnos en cualquier momento, tenía nuestro amor de miedo y de vergüenza. La cosa era limpia y clara en este sentido. El drama flotaba realmente sobre  nosotros, dando dignidad a la culpa. Genaro lo ha echado a perder. Ahora estamos envueltos en algo turbio, denso y pesado. Nos amamos con desgana, hastiados, como esposos. Hemos adquirido poco a poco la costumbre insípida de tolerar a Genaro. Su presencia es insoportable porque no nos estorba; más bien nos facilita la rutina y provoca el cansancio.

A veces el mensajero que nos trae las provisiones dice que la supresión de este faro es un hecho. Nos alegramos Amelia y yo en secreto. Genaro se aflige visiblemente: “¿A dónde iremos?”, no dice. “¡Somos aquí tan felices!” Suspira, Luego, buscando mis ojos: “Tú vendrás con nosotros, a dondequiera que vayamos”. Y se queda mirando al mar con melancolía.

Juan José Arreola

Imagen:https://www.blogger.com/