martes, 26 de noviembre de 2019


Ovejas para cuatro desvelos

1
Tengo un hatillo de ovejas merinas. Cuando me desvelo las hago saltar sobre una valla y las voy contando. Consigo así dormirme.
No me preguntes cuántas son, porque siempre me alcanza el sueño antas de que pasen todas.

2
La oveja negra no quiere saltar.
Siempre le toca cuando estoy a punto de dormirme.
Entonces le ladra mi perro fiel y vuelvo a desvelarme.

3
La oveja negra es contestataria. Es una activista aguerrida que ha movilizado al resto del hatillo, Anoche se presentaron con pancartas pidiendo aumento y más seguridad.
Me cogieron de improviso y, para que dejaran de balar, me hice el dormido.

4
Mi esposa y yo compartimos el mismo rebaño para conciliar el sueño. Habremos de adquirir otro hatillo y tener cada uno el suyo. Resulta que, a veces, las ovejas no saben a quién acudir y el perro se vuelve loco.

Félix

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jueves, 21 de noviembre de 2019


Elegía

Cuando murió, durante muchos días supe que sería suficiente con marcar su número para que ella misma me hablase de las excelencias  del tiempo y de algunas noticias íntimas (estaba seguro que evitaría tratar de su propia muerte). Sin embargo, desconociendo yo la estética de los muertos, y el placer se sus conversaciones, me limitaba a apoyar la cabeza en el teléfono, y, sin descolgarlo, lloraba recordando su voz.

Rafael Pérez Estrada

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viernes, 15 de noviembre de 2019


Enemistados X

Compraba yo el periódico en el quiosco de Jaime cuando le vi pasar. Venía el Viejo Tiempo con su barba blanquísima y su gorro de lana. Ante mí se paró para decirme:
-¿Todavía no sabes que no hay nada nuevo bajo el sol, que todo se repite?
-Eres un sabiondo cascarrabias - le espeté-. ¿Desde cuándo cuentas tú?
-Yo soy desde siempre, ignorante- me dijo-, no como tú. Podría decirse que eres de ayer mismo.
-Imposible lo tuyo- le dije-, alguien tuvo que ponerte en hora.
De verdad que no supo responderme. Soltó un improperio y se alejo calle abajo muy corrido.


Félix

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domingo, 10 de noviembre de 2019


El dedo

Un hombre pobre se encontró en su camino a un antiguo amigo. Éste tenía un poder sobrenatural que le permitía hacer milagros. Cono el hombre pobre se quejara de las dificultades de su vida, su amigo tocó con el dedo un ladrillo que de inmediato se convirtió en oro. Se lo ofreció al pobre, pero éste se lamentó de que eso era muy poco. El amigo tocó un león de piedra que se convirtió en un león de oro macizo y lo agregó al ladrillo de oro. El amigo insistió en que ambos regalos eran poca cosa.
-¿Qué más deseas, pues? –le preguntó sorprendido el hacedor de prodigios.
-¡Quiero tu dedo! –contestó el otro.

Feng Meng-Lung

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lunes, 4 de noviembre de 2019


La fabricación de las lágrimas

En 1941, todo Brasil lloraba el primer radioteatro.

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“¡En busca de la felicidad!

El drama había sido importado de Cuba y adaptado a la realidad nacional. Los personajes tenían dinero de sobra, pero eran desdichados.Cada vez que estaban a punto de alcanzar la felicidad, el Destino cruel echaba todo a perder. Así pasaron casi tres años, capítulo tras capítulo, y ni las moscas volaban cuando llegaba la hora de la novela.
No había radios en algunas aldeas escondidas en el interior del Brasil. Pero siempre había alguien dispuesto a cabalgar unas cuantas leguas, escuchar el capítulo, memorizarlo bien y regresar al galope. Entonces el jinete contaba lo que había oído. Y su relato, mucho más largo que el original, convocaba a una multitud de vecinos ávidos por saborear las últimas desgracias, con ese impagable placer de los pobres cuando pueden sentir lástima por los ricos.

Eduardo Galeano

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