lunes, 27 de febrero de 2023

Borges, el palabrista: 26

(Recogido por Esteban Peicovich)

Las cárceles me parecen abominables. A ciertos hombres, en vez de meterlos en la cárcel hay que matarlos. Ni a mis enemigos les puedo desear las cárceles, pero la muerte sí.

Jorge Luis Borges

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martes, 21 de febrero de 2023

El puñal

En un cajón hay un puñal. Fue forjado en Toledo, a finales del siglo pasado. Luis Mellán Lafinur se lo dio a mi padre, que lo trajo de Uruguay. Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano. Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace mucho que lo buscaban; la mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera; la hoja obediente y poderosa juega con precisión en la vaina.

Otra cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo eterno, el puñal que anoche mató a un hombre en Tecuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre.

En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente sueña el puñal con su sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que presiente en cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombres.

A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fe, tan apacible e inocente soberbia, y los años pasan, inútiles.

Jorge Luis Borges

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martes, 14 de febrero de 2023

Para un tesoro de sabiduría popular

Me dice la tucumana: “Si te pica una araña, mátala en el acto. Igual distancia recorrerán la araña desde la picadura y el veneno hacia tu corazón.”

Adolfo Bioy Casares

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martes, 7 de febrero de 2023

Circe

‘No hay sueños en mí, Ulises. No proyecto sombra sobre cosa alguna. El mundo es como una rueda radiante que empieza a girar cada mañana cuando abro los ojos. ¡Es todo tan sencillo! Un pájaro atraviesa el cielo: vuela nada más. Una herramienta es brillante y dura: ha sido hecha por el ingenio. El mar está siempre despierto; las piedras duermen siempre. Yo no seño, Ulises: cuento: una brizna, las estrellas, el aroma del heno, la lluvia, los árboles. Y como no quiero repetir nada, a nada le pido permanencia. La vida es como el agua: tócala con la mano abierta y la sentirás vivir, siempre igual en su fuga. Pero si aprietas la mano para cogerla, la pierdes.  Mucha gente ha pasado, de muchas leyes y distintos países, por esta casa a orillas del mar. Y en cada uno la felicidad tenía un nombre diferente; pero se trataba siempre de alguna vieja y arrugada historia que llevaban a cuestas. ¡Quédate, Ulises!’.

Agustí Bartra

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miércoles, 1 de febrero de 2023

Este tipo es una mina

No sabemos si fue causa de su corazón de oro, de su salud de hierro, de su temple de acero o de sus cabellos de plata. El hecho es que finalmente lo expropió el gobierno y lo está explotando. Como a todos nosotros.

Luisa Valenzuela

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jueves, 26 de enero de 2023

Inventario

Mi vecino tenía un gato imaginario. Todas las mañanas lo sacaba a la calle, abría la pueta y le gritaba: ‘Anda, ve a hacer tus necesidades’. El gato se paseaba imaginativamente por el jardín y al cabo de un rato regresaba a casa, donde le esperaba un tazón de leche. Bebía imaginariamente el líquido, se lamía los bigotes, se relamía una mano y luego otra y se echaba a dormir en el tapete de la entrada. De vez en cuando perseguía a un ratón o se subía a lo alto de un árbol. Mi vecino se iba todo el día, pero cuando volvía a casa el gato ronroneaba y se le pegaba a las piernas imaginariamente.  Mi vecino le acariciaba la cabeza y sonreía. El gato lo miraba con cierta ternura imaginaria y mi vecino se sentía acompañado. Me imagino que es negro (el gato), porque algunas personas se asustan cuando imaginan que lo ven pasar.

Una vez se perdió y mi vecino estuvo una semana buscándolo; cuanto gato atropellado veía se imaginaba que era el suyo, hasta que imaginó que lo encontraba y todo volvió a ser como antes, por un tiempo, el suficiente para que mi vecino se imaginara que el gato lo había arañado. Lo castigó, dejándolo sin leche. Yo me imaginaba al gato maullando de hambre. Entonces lo llamé: ‘minino, minino’, y me imaginé que vino corriendo a mi casa. Desde ese día mi vecino no me habla, porque se imagina que yo me robé a su gato.

Martha Cerda

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jueves, 19 de enero de 2023

Post-operatorio

-Fueran cuales fueran los resultados -declaró el enfermo, tres días después de la operación- la actual terapéutica me parece inferior a la de los brujos, que sanaban con encantamientos y con bailes.

Adolfo Bioy Casares

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