Aires de Familia
Después de muchos años ha vuelto a
la vida la vieja mansión familiar y todo me resulta nuevo y extraño:
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Aires de Familia
Después de muchos años ha vuelto a
la vida la vieja mansión familiar y todo me resulta nuevo y extraño:
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Alguien soñará
¿Qué soñará el indescifrable futuro? Soñará que Alonso Quijano puede ser don Quijote sin dejar su aldea y sus libros. Soñará que una víspera de Ulises puede ser más pródiga que el poema que narra sus trabajos. Soñará generaciones humanas que no reconocerán el nombre de Ulises. Soñará sueños más precisos que la vigilia de hoy. Soñará que podremos hacer milagros y que no los haremos, porque será más real imaginarlos. Soñará mundos tan intensos que la voz de una sola de sus aves podría matarte. Soñará que el olvido y la memoria pueden ser actos voluntarios, no agresiones o dádivas del azar. Soñará que veremos con todo el cuerpo, como quería Milton desde la sombra de esos tiernos orbes, los ojos. Soñará un mundo sin la máquina y sin esa doliente máquina, el cuerpo. La vida no es un sueño pero puede llegar a ser un sueño, escribe Novalís
Jorge Luis Borges
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Las pruebas
Primero y principal, conviene desconfiar
de los objetos. En especial de los objetos perdidos.
No recoger ningún objeto tirado en
la calle ni en cualquier otro lugar.
En esos casos, se corre siempre el riesgo
de que aparezcan los delegados, quienes al mismo tiempo hacen de testigos y ejecutores
para arrastrar al sospechoso hasta las puertas de cualquier acusación.
Siempre, irrevocablemente, al cabo de
cinco minutos de pesquisa se prueba que el objeto recogido era la pieza clave
de un crimen relacionado con cierto caso aún abierto y que las huellas digitales
son, desde luego, pruebas irrefutables.
El objeto encontrado se vuelve, en
el acto, evidencia criminal: el sospechoso se vuelve, a su vez, culpable; la situación,
desesperante.
El fenómeno es de lo más arbitrario
porque, de hecho, nunca hay casos policiales en la ciudad. Nadie ha matado
jamás, nadie ha robado jamás.
Lo que no excluye, sin embargo, que
de este modo se pruebe cierto “delito flagrante”.
Jacques Stemberg
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Y no pensar en nada
A la ru ru nena no te duermas nunca, no pegues pestaña ni labios, quédate despierta mirándome, recuerda el color del odio que te tengo, recuerda que tus ojos son mis ojos, que has heredado la misma confusión infantil, la esperanza de un tal vez mañana. A la rru rru, me canto otras canciones antiguas de radio chicharra, meciéndote en mis brazos las palabras que él dijo antes de irse, mucho antes, cuando el amor podía ser deletreado, cuando galopaba mi noche entera, besando la orilla del abismo, ayudándome a recobrar el aliento del deseo. No hay palabra que pueda definir el antes, nunca entenderás que la tristeza eres tú misma. A la rru rru muerte, viniste a nacer porque no hubo más remedio, por un simple asunto de gravedad caíste entre mis piernas y no lloraste, no lo harás, como si supieras que las lágrimas no solucionan nada, aunque te remezca y pellizque tus manos, no lo harás; lo sé porque te miro y una voz monótona responde por ti, un mamámamámamá de muñeca de pilas, la que permanecerá conmigo, sin molestar ni siquiera un segundo, sin cagar todo el día o gemir de hambre, de frío, de poco cariño.
Lilian Elphick
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