Fue convidado
un necio capitán, que venía de Italia, por un señor de Castilla a comer; y
después de comido, alabóle el señor al capitán un pajecillo que traía muy
agudo, y gran decidor de presto. Visto por el capitán, y maravillado de la
agudeza del pajecillo, dijo:
-“¿Ve vuestra
merced estos rapaces cuán agudos son en la mocedad? Pues sepa, que cuando grandes
no hay mayores asnos en el mundo.”
Respondió el
pajecillo al capitán:
-“Más que agudo
debía de ser vuestra merced cuando muchacho.”
Juan de
Timoneda
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