martes, 25 de agosto de 2015

Diablillos



Súbitamente cobro conciencia de que me estás mirando. Levanto los ojos y los poso en los tuyos. Me sorprendo al observar cómo se están escapando de ellos sendos diablillos, al tiempo que por la comisura de tu boca quiere huir una levísima sonrisa cómplice. El temblorcillo interior me dice que llegué al cielo otra vez.
Sin pronunciar palabra, disimulo  extrañeza, y te interrogo  con un gesto. Finjo no saber por qué andurriales camina tu pensamiento y qué escenas maquina tu imaginación.

Bajas los ojos, y sin palabras mueves la cabeza negando, mientras no puedes evitar que de nuevo a tu boca se asome la sonrisa y que a tus ojos vuelvan los diablillos.

Félix

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