sábado, 16 de enero de 2016




 Mañanitas de abril

En algún momento de la noche y por algún cajón de la conciencia, he guardado el repiqueteo de la lluvia en el tejado y en los cristales del balcón.
¡Qué frías, esta mañana, las baldosas de la alcoba, con los pies desnudos!
En la calle, anego los pulmones con el olor de la tierra mojada y la menta del huerto.
El último jirón de niebla despeina la “ceja”, pinos arriba.
En lo más alto, se recorta nítida la ermita de San Gil.
Sólo el tirabuzón blanco de un reactor ha rasgado el azul.
El pastor de las cabras hace mugir su cuerno ancestral y húmedo de mares.
Los caracoles dibujan en la hierba caminos plateados y el primer chotillo ya ramonea entre la flor del endrino, las uvillas del arlo y el cuco del enebro.


Humea una chimenea tempraneando olores de leña y pan. Mientras me acerco, los charcos quietos me multiplican. 

Félix

Imágenes: http://www.bing.com/

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