Crónica de la desesperanza
Al amanecer, acogidos a la
bruma del amanecer, bajaban en fila desde la vieja casa de los locos, una loma
cercada de tedio y gaviotas. A nadie miraban. Sólo la obsesión del mar dirigía
sus pasos. Ya en la playa, impresionaba verlos como canes rabiosos lamer la
espuma de las olas. Allí permanecían hasta que eran apartados brutalmente del
mar.
Nada dije. Sabía que el
Niño Explicativo me daría la razón de todo aquello. En la distancia lo
reconocí. Parecía indiferente a la escena y a sus propias palabras. Sólo el
agua del mar –dijo- los mantiene locos Y azules, más allá incluso de la muerte.
Rafael Pérez Estrada
Imagen:https://www.google.com/
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