sábado, 17 de octubre de 2020

 La habitación maldita

Llegué sin reserva porque para eso soy cliente habitual, pero no quisieron darme la única habitación que les quedaba. A regañadientes me entregaron la llave y se ofrecieron a buscarme una suite en otro hotel de la cadena, mas ya estaba muy cansado y subí sin hacerles caso. La decoración no era la misma de las otras habitaciones: las paredes estaban llenas de crucifijos y los espejos apenas reflejaban mis movimientos. Recién cuando me eché en la cama reparé en la pintura del techo: un Cristo viejo y enfermo que me miraba sobrecogido. Me dormí con la inexplicable sensación de sentirme amortajado.. Un clavo de frío me despertó, y junto a la cama una mujer de niebla me dijo con infinita tristeza: “¿Por qué has sido tan imprudente? Ahora te quedarás tú”. Desde entonces sigo esperando que venga otro, para despertarlo con mis dedos de hielo y poder dormir de una vez.

Fernando Iwasaki

Imagen:https://www.google.com/




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