jueves, 9 de noviembre de 2023

Lo timó

En tiempos de antaño, en Inglaterra, los delincuentes condenados a la pena de muerte gozaban del derecho de vender en vida sus cadáveres a los anatomistas y fisiólogos. El dinero obtenido de esta forma, aquellos se lo daban a sus familiares o se lo bebían. Uno de ellos, pescado en un crimen horrible, llamó a su lugar a un científico médico y, tras negociar con él hasta el hartazgo, le vendió su propia persona por dos guineas. Pero al recibir el dinero él, de pronto, se empezó a carcajear

-¿De qué se ríe? –se asombró el médico.

-¡Usted me compró a mí, como hombre que debe ser colgado –dijo el delincuente carcajeándose-, pero yo lo timé a usted! ¡Yo voy a ser quemado! ¡Ja Ja!

Anton Chejov

Imagen:https://www.blogger.com/

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