miércoles, 20 de agosto de 2025

El ajolote

Acerca de ajolotes sólo dispongo de dos informaciones dignas de confianza. Una: el autor de las cosas de la Nueva España: otra la autora de mis días

¡Simillima mullieribus! Exclamó el atento fraile al examinar detenidamente las partes idóneas en el cuerpecillo de esta sirenita de los charcos mexicanos.

Pequeño lagarto de jalea- Gran gusarapo de cola aplanada y orejas de pólipo coral. Lindos ojos de rubí, el ajolote es un lingam de transparente ilusión genital. Tanto que las mujeres no deben bañarse sin precaución, en las aguas donde se deslizan estas imperceptibles y lucias criaturas. (En un pueblo cercano al nuestro, mi madre trató a una señora que estaba mortalmente preñada de ajolotes.)

Y otra vez Bernardino Sahín: “… y es carne delgada muy más que el capón y puede ser de vigilia. Pero altera los humores y es mala para la continencia. Dijeron que los viejos que comían axalotl asado que estos pejes venían de una dama principal que estaba con su costumbre, y que un señor de otro lugar la había tomado por fuerza y ella no quiso su descendencia, y que se había lavado luego en la laguna que dicen Axoltitlan, y que de ahí vienen los ajolotes”.

Sólo me queda agregar que Nemilov y Jean Rostand se han puesto de acuerdo y señalan al ajolote como el cuarto animal que en todo el reino padece el ciclo de las catástrofes biológicas más o menos menstruales.

Los tres restantes son la hembra del murciélago, la mujer, y cierta mona antropoide.

Juan José Arreola

Imagen:https://www.blogger.com/

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