El bisonte
Tiempo acumulado. Un montículo de polvo
impalpable y milenario: un reloj de arena, una morrena viviente: esto es el
bisonte en nuestros días.
Antes de ponerse en fuga y dejarnos el
campo, los animales embistieron por última vez, delegando la manada de bisontes
como un ariete horizontal. Pues evolucionaron en masas compactas, parecían
modificaciones de la corteza terrestre con ese aire individual de pequeñas
montañas; o una tempestad al ras del suelo por su aspecto de nubarrones.
Sin dejarse arrebatar por esa ola de
cuernos, de pezuñas y de belfos, el hombre emboscado arrojó flecha tras flecha
y cayeron uno por uno los bisontes. Un día se vieron pocos y se refugiaron en el
último redil cuaternario.
Con ellos se firmó el pacto de paz que
fundó nuestro imperio. Los recios toros vencidos nos entregaron el orden de los
bovinos con todas sus reservas de carne y leche. Y nosotros le pusimos el yugo
además.
De esta victoria a todos nos ha quedado
un galardón: el último residuo de nuestra fuerza corporal, es lo que tenemos de
bisonte asimilado.
Por eso, en señal de respetuoso homenaje, el primitivo que somos todos hizo con la imagen del bisonte su mejor dibujo de Altamira.
Juan José Arreola
Imagen:https://www.blogger.com
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