Mago
con serrucho
Con el serrucho, el mago corta en dos la
caja de donde asoman las piernas, los brazos y la cabeza de su partenaire. La
cara de la mujer, sonriente al principio, se deforma en una mueca de miedo. En
seguida empieza a gritar. Brota la sangre, la mujer aúlla pidiendo socorro y
mueve los brazos y las piernas con aparente desesperación mientras la gente
aplaude y de se ríe. Después sólo se queja débilmente y al fin se calla. En
otras épocas el público era más exigente, recuerda el mago: pretendía que la
mujer volviera a aparecer intacta. Ahora, en cierto modo, todo es más fácil.
Excepto conseguir ayudante, claro.
Ana María Shua
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