En mi jubilación, una cena y dolor de
cabeza. Al acostarme, un olor agradable y antañón parecía salir del armario.
Abrí la puerta: un sol me atropelló, un
sombrero de niño y un río con su puente, una espiga, un lagarto, una amapola y
aquel espantapájaros que pergeñó mi abuelo.
Félix
………
No hay comentarios:
Publicar un comentario