-Me dicen que me vas a mandar mañana a la
tierra, pero… ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?
-Entre muchos ángeles, cogí uno para ti,
él te cuidará.
-Pero aquí en el cielo, no hago más que
cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
-Tu ángel te cantará, te sonreirá
todos los días, y tú sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entenderé a la gente que me
hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres? ¿Y que haré cuando quiera hablar contigo?
Tu ángel te juntará las manitas y te
enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a
tu lado.
En ese instante una gran paz reinaba en
el cielo, pero ya se oían voces terrestres y el niño presuroso, repetía
suavemente.
-Dios mío, si ya me voy, dime su nombre…
¿Cómo se llama mi ángel?
-Su nombre no importa, tú le dirás “mamá”…
Francisco Briz Hidalgo
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