La gitana
No adivina el futuro. Lo ve, realmente
lo ve, en forma de imágenes comparables a hologramas, en su bola de cristal.
Son siempre retazos fútiles de la vida de sus clientes, pedazos de futuro
irrelevantes pero muy claros, muy definidos. Los ve lavándose las manos en el
baño de un café, tomando el sol en una playa irreconocible, rascándose un pie, echando
pimienta en un plato de sopa. La experiencia le ha enseñado a obtener ciertos
datos útiles a partir de esas imágenes banales. Si los ve muy envejecidos, es
que tendrán una larga vida. Ciertos detalles en la ropa o en la actividad que
están realizando le permite pronosticarles buena fortuna. Pero sabe que también
puede equivocarse mucho. Por ejemplo, una vez vio a su propio marido manejando
un automóvil de lujo poco antes de ser contratado como encargado de una playa
de estacionamiento. Da lo mismo: a sus clientes, de todos modos les miente.
Ana María Shua
Imagen: https://www.google.es
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