Don Quijote, enamorado como niño de
Dulcinea del Toboso, iba a casarse con ella. Las vísperas de la boda, la novia
le mostró su ajuar, en cada una de cuyas piezas había bordado su monograma.
Cuando el caballero vio todas aquellas prendas íntimas marcadas con tres
iniciales atroces, perdió a razón.
Marco Denevi
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