Entre fogones
Con esa cara que anuncia lo
peor de las noticias llega él, apoyado el cuerpo cansado en el quicio de la
puerta y los ojos mojados en el suelo de la cocina, me lo dice con la voz casi
en la calle. Después no sé cómo definir su rostro, pero creo que nunca antes
deseó tanto ser pájaro para escapar volando por la ventana abierta junto al
humo que sale de la olla. Se queda callado sin mirarme, quizás por eso le coge
por sorpresa mi risa alegre. Río feliz,
aliviada, me esperaba lo peor. Lo que ha venido a decirme ahora, al cabo de la
vida, es que no me quiere.
-Amor mío, y qué importa eso,
si durante la vida entera ya nos quise yo por los dos; vete tranquilo a
preparar la maleta y, si aún te queda tiempo, comamos juntos, la comida está
lista.
Trinidad Grande Pardo
Imagen:https://www.google.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario