miércoles, 12 de febrero de 2014

La creación



La mujer y el hombre soñaban que Dios les estaba soñando. Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio.
Los indios makiritare saben que si Dios sueña con comida, fructifica y da de comer. Si Dios sueña con la vida, nace y da nacimiento.
La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran huevo brillante. Dentro del huevo, ellos cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto, porque estaban locos de ganas de nacer. Soñaban que en el sueño de Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio.; y Dios, soñando, los creaba, y cantando decía:
-Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca dejarán de nacer, porque la muerte es mentira.


Eduardo Galeno

viernes, 7 de febrero de 2014

Cuento LI


Recibió un caballero por criado, al parecer simple, un mozo llamado Pedro, y por burlarse de él, diole un día dos dineros, y díjole:
-“Ve a la plaza y tráeme un dinero de huevos y otro de ays.”
El pobre mozo, comprado que hubo los huevos, se burlaban y se reían de él, viendo que pedía un dinero de ays.  Conociendo que su amo lo había hecho por burla , puso los huevos en la capilla de la capa, y encima de ellos un manojo de ortigas, y llegando a casa, díjole el amo:
-“Pues, traes recaudo?”
Dijo el mozo:
-“Sí, señor: ponga la mano en la capilla y sáquelo.”
Puesta la mano encontró con las ortigas y dijo:
“Ays”.
Y dijo el mozo:
“Tras eso vienen los huevos, señor”.



Juan de Timoneda

lunes, 27 de enero de 2014

PALABRAS PARCAS









Abelardo Arsaín, astuto abogado argentino, asesino agudo, apuesto, ágil aerobista acicalado. Atento. Amable. Amigo asiduo, afectuoso, acechante. Ambicioso. Amante ardiente, arrecho. Autoritario. Abrazos asfixiantes, ansiosos, asustados. Aluvión apagado, artefacto ablandado, apocado. Agravado. Altamente agresivo, al acecho. Abelardo Arsaín. Arma al alcance, arremete artero, ataca arrabiado, asesina. Atrapado. Absuelto: autodefensa. ¡Ay!


Luisa Valenzuela

jueves, 26 de diciembre de 2013

Cruce


Cruzaba la calle cuando comprendió que no le importaba llegar al otro lado.

Arturo Pérez Reverte

………..

domingo, 17 de noviembre de 2013

Regreso al hogar



Al regresar, atravieso el zaguán y miro en derredor. Es el viejo cortijo de mi padre. El charco en el medio. Entremezclados objetos viejos e inservibles cierran el paso hacia la escalera del granero. El gato acecha desde la baranda. Un trapo desgarrado, atado alguna vez a una barra, mientras alguien jugaba, se agita al viento. He llegado. ¿Quién me recibirá? ¿Quién espera tras de la puerta de la cocina? La chimenea humea, están preparando el café para la cena. ¿Sientes la intimidad, te encuentras como en tu casa? No lo sé, no estoy seguro. Es, la casa de mi padre pero todos están uno junto al otro, fríamente, como si estuviesen ocupados en sus asuntos, que en parte he olvidado y en parte no he conocido jamás. ¿De qué puedo servirles, qué soy para ellos, aun siendo el hijo de mi padre, el hijo del viejo propietario rural? Y no me atrevo a llamar a la puerta de la cocina, y sólo escucho desde lejos, sólo desde lejos tenso sobre mis pies, pero de manera tal que no me puedan sorprender escuchando. Y porque escucho desde lejos no oigo nada, salvo una leve campanada de reloj, que quizá sólo creo oír, llegándome desde los días de la infancia. Lo que además ocurre en la cocina es un secreto que los que allí están sentados me ocultan. Cuanto más se titubea ante la puerta, más extraño se siente uno. ¿Qué tal si ahora alguien la abriese y me hiciese una pregunta? ¿Acaso yo mismo no estaría entonces, como alguien que quiere ocultar su secreto?


Fran Kafka

sábado, 16 de noviembre de 2013

Caballo imaginando a Dios



"A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental, razonaba los otros días el caballo.
Todo el mundo sabe -continuaba en su razonamiento- que si los Caballos fuéramos capaces de imaginar a Dios lo imaginaríamos en forma de Jinete."


Augusto Monterroso