Los verbos de la memoria
Hablamos de las antiguas cosas. Los recuerdos deshacían
su sencillez sin apenas prisa, tenían que ver con la manera posesiva de contar
nubes, o con el día en que descubrimos el lucero del alba. También nos gustaba
tratar de las marcas que los caracoles dejan de noche en los jardines. Alguien
dijo: Una vez llovió rosa pálido, sin embargo, nosotros fuimos ajenos a aquel
suceso. Hicimos memoria del sabor de algunas palabras pronunciadas por primera
vez, de su dramatismo o de la complejidad emocionada que provocan. De fondo, el
mar era el gran indolente, el que existe sólo para ser visto. En un momento,
sin poder evitarlo, toqué a mi interlocutor y sentí el frío de cuantas cosas
están desprovistas de alma, y me puse triste y para que él no advirtiese que
estaba muerto seguí hablándole.
Rafael Pérez Estrada

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