La llamada
-“¡Venanciooo, veeeen!”
Caminaba taciturno por la arena de la
playa, apesadumbrado por la reciente muerte de su esposa.
-“¡Venanciooo, veeeen!”
Reconoció su voz; cogió la caracola y se
la acercó al oído:
-“¡Venanciooo, veeeen!”
Con la caracola en la mano, se adentró
en el mar.
Félix
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