sábado, 2 de enero de 2021

Animus, finibus

En la biblioteca de Wurzburg monseñor Scheps halló en 1885 los manuscritos de Prisciliano, obispo de Ávila y quemado en la hoguera por hereje.

Prisciliano sostenía que Satanás –humillado por Dios- decidió crear una nueva raza a su imagen y semejanza. Un mundo que fuera en sí  mismo una blasfemia, un remedo obsceno de la obra divina. Para salvar a esa estirpe maldita Dios envió a su Hijo, quien murió en vano por los pecados de una raza condenada. Prisciliano fue ejecutado en Treveris en el 385 después de Cristo. Lo teólogos que le condenaron enloquecieron. Mil quinientos años más tarde, monseñor Schepes se suicidó en los jardines de la Biblioteca de Wurzburg

Fernando Iwasaki

Imagen:https://www.google.com/

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