Animus, finibus
En la biblioteca de Wurzburg
monseñor Scheps halló en 1885 los manuscritos de Prisciliano, obispo de Ávila y
quemado en la hoguera por hereje.
Prisciliano sostenía que
Satanás –humillado por Dios- decidió crear una nueva raza a su imagen y
semejanza. Un mundo que fuera en sí
mismo una blasfemia, un remedo obsceno de la obra divina. Para salvar a
esa estirpe maldita Dios envió a su Hijo, quien murió en vano por los pecados
de una raza condenada. Prisciliano fue ejecutado en Treveris en el 385 después
de Cristo. Lo teólogos que le condenaron enloquecieron. Mil quinientos años más
tarde, monseñor Schepes se suicidó en los jardines de la Biblioteca de Wurzburg
Fernando Iwasaki
Imagen:https://www.google.com/
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