Epitafio de una perra de caza
La Galia me vio nacer, la Conca
me dio el nombre de su fecundo manantial, nombre que yo merecía por mi belleza.
Sabía correr, sin ningún temor, a través de los más espesos bosques, y
perseguir por las colinas al erizado jabalí. Nunca las sólidas ataduras
cautivaron mi libertad; nunca mi cuerpo, blanco como la nieve, fue marcado por
la huella de los golpes. Descansaba cómodamente en el regazo de mi dueño o de mi dueña y mi cuerpo
fatigado dormía en un lecho que me habían preparado amorosamente. Aunque sin el
don de la palabra, sabía hacerme comprender mejor que ningún otro de mis semejantes;
y, sin embargo, ninguna persona temió mis ladridos.
Petronio
Imagen:https://www.google.com/
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