Enemistados
VII
-Por qué te empeñas en pasar siempre por
mi esquina? Olvídame –le dije.
-¿Tienes alucinaciones? –contestó el
viejo Tiempo- Es al revés: soy yo quien está sentado, viéndote pasar. Eres tú
quien pasa por mi esquina, consumiéndote y llenándote de arrugas.
Iba a sepultarlo con insultos, pero miré
a mi derecha y le vi, matusalén barbado, sentado en una silla de anea.
Félix
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